lunes, 25 de junio de 2012

Una de tantas princesas

El trigo, empujado por el aire, jugaba con sus dedos, divirtiéndose y entrelazándose con ellos. Hacía bastante calor, yo diría que era verano. Iba caminando y lo único que se oía eran sus pisadas. Contaba sus pasos: uno, dos, tres... ocho... veintitrés... Daba vuelta en círculos, no tenía rumbo fijo, simplemente estaba a gusto consigo misma y con lo que le rodeaba.

De pronto sonó una música de fondo y la princesa se puso a bailar y a bailar, noche y dia. Muchos piensan que está loca, yo solo pienso que está esperando que alguien le acompañe en el baile.



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