Se terminó de maquillar, se puso los tacones y se dirigió
hacia la escalera. Justo debajo de estas le esperaba el más bello de todos los
hombres existentes de la tierra, pero no pertenecía ninguna casa real. Él la
admiraba mientras ella bajaba las escaleras. Se cogieron de la mano y se
pusieron a bailar un precioso vals. Sin embargo, lo que no sabían es que el
padre de la princesita estaba viéndolos detrás de la puerta. El padre entró en
la sala, mandó a la niña a su cuarto, y cuando esta se había retirado, clavó
una espada en el pecho del chico.
No es tan bonito ser una princesa.
Afortunadamente esos tiempos tan salvajes ya pasaron... creo... ^^'
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